Disciplina Positiva en Casa

06.05.2019

La disciplina positiva es una forma de educar a los niños basada en el respeto mutuo, el cariño y la comprensión, que favorece el desarrollo emocional de los menores, y refuerza los vínculos afectivos entre padres e hijos.

La disciplina positiva es mucho más que un estilo educativo, es una forma de vivir y de criar a los niños que se basa en el respeto mutuo entre padres e hijos, y que pone el acento en una crianza afectuosa con apego. Cuando un adulto se ocupa de la educación de un niño, pone en marcha una serie de prácticas que engloban actitudes, conductas y creencias, que tienen como finalidad enseñarle y encaminar su desarrollo; esto es lo que se conoce como estilo educativo, y la disciplina positiva es la tendencia educativa que se basa en el respeto y se apoya en la afectividad.

Diferencias entre disciplina positiva y otros estilos educativos

El término 'disciplina' tiene muy mala fama al estar asociado a connotaciones negativas y a modelos educativos que se alejan del respeto al niño y de los afectos. Sin embargo, para educar a los niños y que aprendan a ser responsables de sus actos, y a saber lo que pueden y no pueden hacer, es importante establecer normas y límites. Hay que distinguir, por tanto, entre la disciplina positiva y otros estilos educativos menos eficaces:

  • La disciplina punitiva

    Es un estilo de educación basado en el castigo y en la imposición, que no tiene en cuenta las necesidades del niño y basa su efectividad en el miedo. El niño actúa por temor al castigo, pero no comprende lo que ha podido hacer mal, y no desarrolla un criterio propio. La disciplina punitiva puede tener efectos negativos en la autoestima del niño, además de provocarle resentimientos, rebeldía, deseos de venganza...

  • La ausencia de disciplina

    Tratando de evitar el estilo anterior y el autoritarismo se puede caer en el error de seguir otra tendencia que se caracteriza por una excesiva permisividad, o ausencia de disciplina. En este caso el niño hace lo que quiere y los mayores se lo permiten; no respeta a los adultos que le tienen a su cargo, y tampoco aprende a respetar a otras personas. Las consecuencias negativas de la ausencia de disciplina también son muchas y muy peligrosas: baja autoestima, poca tolerancia a la frustración, dependencia emocional, falta de motivación y escasa capacidad de esfuerzo, ausencia de empatía, etcétera.

  • La disciplina positiva

    Es la alternativa más efectiva, entendida como un recurso para el desarrollo infantil sano, que procura la felicidad y el bienestar de los menores, y a través del cual los niños aprenden a ser autónomos y responsables. Se basa en el respeto mutuo -respeto al hijo y a los padres y otras personas cercanas (maestros, abuelos, hermanos mayores...)-, e implica al niño, sin imponer, pero aportando reglas y normas comunes. Es un tipo de disciplina que se aleja tanto del control extremo y la excesiva autoridad, como de la permisividad, y que se basa en la colaboración, el respeto y el afecto.

Principios en los que basa la disciplina positiva

  • Amabilidad y firmeza. Debe encontrarse el equilibrio y alejarse de la excesiva autoridad y de la excesiva permisividad, por lo que es necesario ser firmes y amables al mismo tiempo.

  • Respeto mutuo. Con la disciplina positiva se respetan las necesidades del niño, pero también las del adulto. Se trata de escuchar a los niños y comprender lo que sienten para ayudarles a gestionar esas emociones y mostrarles maneras de comportarse respetuosas. No se trata de buscar culpables, ni de hacerles sentir así, sino de enseñarles a aprender del error, desde la aceptación y comprensión del mismo.

  • Conexión y vínculos afectivos. La disciplina positiva requiere conexión emocional, que favorece por un lado el desarrollo afectivo del niño, y por otro contribuye a reforzar los vínculos con sus padres.

  • Implicación del niño. Se basa en la comunicación entre padres e hijos y en un modelo democrático para poner las reglas en casa de forma consensuada. Implicando a los niños logramos que hagan suyas las normas, que las entiendan, y aumentamos su compromiso con las mismas.

  • Desarrollo emocional. El niño percibe que se comprenden y aceptan sus emociones y puede desarrollar su inteligencia emocional. Se pueden producir comportamientos inadecuados, pero se evita el castigo, y la labor del adulto consiste en comprender el porqué de dicho comportamiento, y reconducirlo con respeto y de forma afectuosa.

  • Desarrollo de la autonomía. El niño aprende a ser resolutivo e independiente, es capaz de tomar sus propias decisiones. El adulto no controla la vida del niño, le guía y está a su lado, proporcionándole las herramientas que necesita para tomar sus decisiones sin sobreprotegerle.

Estos son los principales beneficios de educar a tus hijos con disciplina positiva:

  • Los niños pueden desarrollar la responsabilidad; entienden que sus actos tienen consecuencias, y actúan con libertad, pero conociendo hasta donde llegan sus actos, mientras que con otros tipos de disciplina no entienden por qué tienen que actuar de una manera determinada.
  • Los niños comprenden las normas establecidas y se comprometen con ellas, a diferencia de lo que ocurre en otros modelos educativos en los que reciben las normas impuestas y no se comprometen porque no siempre las entienden.
  • La disciplina positiva favorece la buena salud emocional de los niños; contribuye al desarrollo de una sana autoestima y favorece la gestión de las propias emociones y el desarrollo de la inteligencia emocional.
  • Aprenden a ser independientes, no dependen de la opinión de los demás para ser felices, sino que pueden perseguir sus propias metas y saben lo que quieren.
  • Entienden sus errores y las consecuencias que se podrían derivar de ellos, y son capaces de aceptarlos y aprender de ellos, alejándose de la culpa y del autocastigo.
  • Adquieren habilidades importantes y valiosas que les serán de gran ayuda en su vida: resolución de problemas, comunicación, empatía, respeto, colaboración, etcétera.
  • Se fortalece el vínculo afectivo entre el niño y el adulto. El niño se percibe importante, se sabe querido y atendido, y no se siente atacado o criticado. Además, la comunicación, la empatía y la colaboración, favorecen que el vínculo afectivo se refuerce y se mejoren las relaciones y el clima familiar.

Estas diez pautas y consejos ayudarán a conseguirlo y a educar a tus hijos dentro de los principios de la disciplina positiva:

  1. Empieza por practicar el respeto mutuo y, para ello, entiende al niño. Es importante ponernos en su lugar, identificando tanto sus creencias como sus emociones -todo aquello que está detrás del comportamiento del pequeño-, porque es fundamental comprender las razones por las que se comporta de una determinada manera si queremos ayudarle a corregir sus errores.
  2. Después de entender al niño ayúdale a reconducir su conducta. Para ello trabaja sus emociones y creencias, porque a menudo nos quedamos solo en la conducta, y no vamos más allá. Por ejemplo, cuando el niño tiene una rabieta o pelea con su hermanito, en lugar de castigarle o gritarle, hablar con él sobre sus emociones es lo aconsejable. Se trata de mostrar empatía diciéndole "entiendo que estés enfadado; cuando se te pase podemos hablar y ver qué otra cosa podías haber hecho".
  3. Conviértete en un modelo a seguir para tu hijo, porque él aprenderá a imitar tus conductas; por ejemplo, si quieres enseñarle a ser ordenado, evita dejar tus cosas tiradas en cualquier parte, porque no entenderá por qué tú puedes ser desordenado y él no.
  4. Elimina el castigo y evita hacerle sentir culpable. Hazle ver que le comprendes y que aceptas su equivocación, pero que le ayudarás a resolver su problema, o al menos a evitar que cometa el mismo error en futuras ocasiones. A veces recurrimos a los castigos y estos solo sirven para crear culpas; en su lugar podemos hablar con él y explicarle que es normal equivocarse, pero que podemos hacer otras cosas para no equivocarnos la próxima vez.
  5. Establece ciertas normas o reglas en consenso con tu hijo. Es aconsejable hacerlo a modo de objetivos a lograr entre todos. No olvides involucrar al menor en este tipo de decisiones, porque así se comprometerá más. Involucrar al niño implica escucharle y tener en cuenta su opinión, y en este sentido tendremos que negociar algunas normas. Si le ofrecemos varias alternativas, conseguimos implicarle en las normas, por ejemplo: "puedes hacer los deberes ahora antes de merendar o después". Al darle esta opción dejamos claro que tiene que hacer los deberes, pero le implicamos y dejamos que decida el horario.
  6. No olvides ser firme con tus decisiones, límites y normas, siempre con amabilidad y cariño. Uno de los errores que cometemos al tratar de aplicar la disciplina positiva es alejarnos de la firmeza y caer en la permisividad. El cariño y el afecto han de ir acompañados de la firmeza; se trata de ser amables y firmes al mismo tiempo. Las normas se deben cumplir siempre; los límites aportan seguridad, pero en ningún momento privaremos de cariño al menor o cargaremos su comportamiento de emociones negativas. Si hace algo mal le explicaremos por qué no se debe actuar así, y le ayudaremos a corregirlo.
  7. Deja que sean responsables y no trates de controlar todo, dale oportunidades a tus hijos para actuar de acuerdo a su criterio. Puedes ayudarles a gestionar su comportamiento, pero debes darles la oportunidad de desarrollarse. Si el niño tiene que encargarse de recoger su ropa, por ejemplo, dejaremos que lo haga sin nuestro control, porque el objetivo es que aprenda a hacerlo y aprenda a ser responsable, no que lo haga igual de bien que nosotros.
  8. Habla con el niño, y utiliza el diálogo no solo para saber por qué se comporta mal, sino también para ayudarle a entender su comportamiento y favorecer el desarrollo de estrategias para controlarlo.
  9. Utiliza siempre frases amables y respetuosas, y que tu actitud sea cariñosa, aunque firme. No tienes que hacer daño para reñir o mantenerte firme.
  10. Cuando hagas una crítica, dirígela a la acción o comportamiento inadecuado de tu hijo o al error que ha cometido, pero sin cuestionar su valor como persona y sin calificarle a él negativamente; decirle "hoy no te has esforzado lo suficiente, o no le has dedicado suficiente tiempo a estudiar", no es lo mismo que decirle "eres un vago"




Rodriguez, Celia. (19/10/18). Disciplina positiva para niños. Web Consultas. Recuperado de https://www.webconsultas.com/bebes-y-ninos/educacion-infantil/que-es-la-disciplina-positiva-y-en-que-principios-se-basa

Kiubit MR 
¡No estudies matemáticas, haz matemáticas!
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar